sábado, 4 de junio de 2011
LO QUE FALTABA PARA ACABAR DE ENTERRAR LOS DERECHOS DE LOS TRABAJADORES - MENOS MAL - CONSTE QUE NO FIRMARON PARA NO DESAPARECER COMO SINDICATOS - Cándido Méndez, "Si firmamos esto, desaparecemos" - "Como firmemos esto, pronto estaremos muertos".
EL ECONOMISTA
Se veía venir. Lo contábamos aquí la semana pasada. La reforma laboral se había convertido en el acuerdo imposible, pese a que Joan Rosell, presidente de la CEOE, lo intentó hasta el último minuto. Los socialistas y los sindicatos lo vieron también claro el viernes, cuando el presidente de la patronal incumplió el plazo para presentar una nueva propuesta de negociación.
Dos días antes, el miércoles 25 de mayo, la junta directiva de la organización empresarial había puesto los puntos sobre las íes: "Para firmar un acuerdo dulce, mejor no hacerlo". La conclusión sonaba a lapidaria, como la frase del Che Guevara: "Es mejor morir de pie que vivir de rodillas".
Los miembros de la patronal están divididos entre quienes creen que es mejor que no haya acuerdo, porque eso permitirá a Mariano Rajoy endurecer el decreto cuando llegue a La Moncloa (la mayoría), y quienes consideran que es mejor lograr un pacto. Una minoría, aparentemente, entre los que está Rosell. En el PP, naturalmente, no quieren hablar de momento de una posible contrarreforma laboral. ¡Menuda les viene encima!
El presidente de la patronal retomó el contacto con los sindicatos a finales de la semana pasada lo más suavemente posible, y sin hacer referencia al encargo recibido de su junta directiva. El lunes presentó un documento en el que se recogían, lógicamente, las principales peticiones de la organización, y a partir de ahí todo se complicó. Para los sindicatos, el nuevo texto es inaceptable. Para la patronal, contiene, en realidad, pocas novedades. El compromiso estaba cerrado en asuntos como el absentismo o la flexibilidad ordinaria y temporal, así como sobre la creación de una vía extrajudicial para la resolución de los conflictos laborales. Había otros temas pendientes como el de la ultraactividad, que impide la resolución de un convenio colectivo cuando no exista acuerdo entre los agentes sociales.
El cortafuegos ideado no funcionó. De poco sirvió separar los asuntos relativos a la negociación colectiva de la consecución de un contrato único con 20 días de indemnización, el punto más espinoso.
El secretario general de UGT, Cándido Méndez, llegó a espetar a uno de los representantes de la patronal: "Si firmamos esto, desaparecemos". Dos días después, el miércoles último, cuando volvieron a la mesa de diálogo, los sindicatos sacaron un conejo de la chistera. No estaban dispuestos a seguir a menos que se creasen comisiones paritarias para tener representación en las pequeñas y medianas empresas. Una reivindicación que enfrenta a patronal y sindicatos desde los años 70. El empeño de Rosell por lograr un compromiso, aun a costa de tener que explicarlo a la vieja guardia de la CEOE, se hizo mil pedazos en un momento.
Los sindicatos se negaron a rubricar un compromiso de mínimos sobre los temas en los que había acuerdo, como el absentismo laboral. Zapatero llevaba varios días presionando, con la monserga de que los mercados financieros exigen más reformas en estos momentos, al igual que su lugarteniente, la vicepresidenta Elena Salgado, o el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez. Ahora, después de más de dos años perdiendo el tiempo, tienen la oportunidad de demostrar que son capaces de cumplir con las expectativas de estos mercados.
La impresión es que, cuando el presidente de la patronal llegó el lunes con su propuesta, las negociaciones estaban ya rotas. La prueba palmaria era que El País publicó el fin de semana un largo artículo en el que acusaba de la ruptura del diálogo a la patronal de Madrid, bajo la égida de Arturo Fernández, y la larga mano de la presidenta de esta comunidad autónoma, Esperanza Aguirre.
Para más inri, el miércoles de esta semana, Mariano Rajoy reunía a todos los barones en la sede del PP para prometer austeridad y pedir un conferencia de presidentes contra el Gobierno. Méndez ya tiene el escenario y los elementos para culpar a la patronal. Ahora sólo debe cuidar que el abrazo de Valeriano Gómez, ex ugetista y compañero de pancarta, no lo asfixie.
Etiquetas:
CCOO,
CRISIS ECONÓMICA,
DESEMPLEO,
GOBIERNO DE ESPAÑA,
LABORAL,
REFORMA LABORAL,
UGT
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario