El vicepresidente económico, Pedro Solbes, admite que la situación económica española es "peor de lo que preveíamos todos, porque pensábamos que iba a ir más lento y al final ha ido más rápido".
EFE En una entrevista concedida al periódico El País, Solbes considera que España "tiene problemas propios y problemas importados", y destaca entre los primeros el caso de la vivienda, porque aunque "siempre he pensado que iniciar 800.000 casas al año no era sostenible, no se podían prohibir ciertas cosas". Para el ministro tampoco era sostenible que se alargasen las hipotecas a 40 años, "no nos parece algo sensato", pero el Gobierno no puede prohibirlo, como tampoco puede hacer nada si la gente quiere construir, porque, se pregunta: "¿Debemos decir a los bancos que no den más dinero para financiar?". El desplome de las grandes inmobiliarias, como ha sido el caso de Martinsa, la existencia de una burbuja inmobiliaria y la afirmación del Gobierno de invertir 300 millones de euros en la compra de suelo para edificar, son otras de las actuaciones a las que se refiere Solbes en la entrevista. A su juicio, siempre ha creído en la existencia de una burbuja inmobiliaria, pero "pensábamos que la caída sería más suave", y en cuanto a promover suelo público desde el Gobierno, "no estamos hablando de dar dinero a tal o cual empresa, sino de facilitar el acceso a la vivienda protegida". Respecto al tiempo que ha tardado el Gobierno en cambiar su discurso de hablar de recesión a admitir que se trata de una crisis económica, y a la posibilidad de que con ello haya quedado dañada la credibilidad del mismo, Solbes espera que no, porque "hemos intentado ser siempre transparentes en función de los datos de cada momento". El anuncio realizado en la campaña electoral por el PSOE de alcanzar el "pleno empleo" en esta legislatura, cuando las últimas previsiones del Gobierno para el 2009 están ahora fijadas en un 12,5 por ciento de paro, era, a juicio del Así mismo el crecimiento de la economía española cae según las previsiones del ministerio de un 3,8 por ciento al 1,6 por ciento, debido, según Solbes, a los problemas propios e importados que se están produciendo. Respecto a los problemas importados, el ministro apunta a la situación del déficit exterior, ya que hace un año "había demasiada gente que venía a situar el dinero en España", lo que ahora ha cambiado, por lo que "hasta la crisis financiera internacional no se percibió un problema en la financiación del déficit". No obstante, el responsable económico del Gobierno cree que si el precio del petróleo se estabiliza, a partir de septiembre "deberíamos empezar a ver una caída de la inflación, que a fin de año debería estar en el entorno del 4 por ciento o incluso por debajo". Pese a la situación, Solbes defiende que la crisis de 1993 fue mucho más dura que la actual, porque en aquel momento "llegamos a un desempleo del 24 por ciento, con un déficit público equivalente al 7 por ciento del PIB". Si se comparan ambas situaciones, a nivel de empleo hay en la actualidad seis o siete millones de personas más que trabajan, y en cuanto al déficit existe un mayor equilibrio y unas empresas mucho más capitalizadas, según el vicepresidente. Lo que ocurre en la actualidad es que la crisis es "mucho más compleja", porque el sector exterior debería ser una salida natural, pero Solbes se pregunta que ¿quien consume fuera en un momento en que la economía americana y europea están afectadas?.
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