domingo, 29 de abril de 2012
Francisco Zumaquero se pone al frente de Global en momentos complicados.
"El catt con la FUERZA DE LA RAZÓN"
Usted es de los que lucharon mucho por la fusión de Utinsa y Salcai bajo un modelo de participación de los trabajadores. ¿Es hoy Global una empresa competitiva?
- Global como sociedad anónima laboral es un modelo de gestión que defiendo porque los medios de producción están en manos de los trabajadores y no en las de un empresario ajeno a esta actividad. Pero eso es una cosa y otra cómo está el sector del transporte en este momento, que pasa serias dificultades económicas por la subida de los combustibles y por la crisis económica. Insisto, el modelo de propiedad es independiente del escenario que vivimos en este momento.
- ¿Cómo ha afectado la subida del gasoil a la cuenta de resultados de Global?
- Una barbaridad. Le doy un dato. Hace un año gastábamos 18.000 euros diarios de combustible y hoy pagamos ya 30.000 euros.
- ¿Cuántas guaguas son las que hacen ese gasto?
- Unas trescientas siete guaguas precisan de esos 30.000 euros cada día para moverse. Si hace números es más de un millón de euros al mes.
- ¿Es ya el carburante el mayor coste o son los salarios?
- No, siguen siendo los salarios. El pago de las nóminas continúa siendo la parte principal de los costes de una empresa de transporte regular de viajeros. Pero sí que es cierto que se gasta mucho en combustible, pues se consume un millón de litros, y ha pasado de ser coste razonable a ser un coste decisivo.
- Aplican una tarifa sujeta a subvención pública. ¿Para ser rentables tendría que subir mucho el precio del billete?
- La tarifa, que está en 1,40 euros, está por debajo de nuestros costes. Una tarifa razonable tendría que estar en 1,80 euros y no necesitaríamos dinero público ninguno. Si nos dejan cobrar 1,80 euros por billete la administración sólo subvencionaría a colectivos como estudiantes o pensionistas.
- ¿Y no temen quedarse sin la subvención en este escenario de ajustes en la administración central y regional?
- Sí, eso está pasando en Cataluña y en Madrid y en las grandes ciudades. El usuario tendrá que pagar el precio real y que la administración subvencione a los colectivos débiles.
- ¿Dan por hecho que el transporte público de viajeros perderá las ayudas?
- No lo sé. Pero tal y como está el panorama en los servicios públicos, si en sanidad recortan dinero y en educación también, es posible que en el transporte suceda igual y el viajero tenga que pagar un billete más caro.
- ¿La crisis no ha obligado a los ciudadanos a coger más la guagua?
- No, esa es una idea que se tenía, pero no ha sido así. Titsa en Tenerife tenía 50 millones de viajeros y se ha bajado a 38 millones. Global ha perdido cinco millones de viajeros en los tres años de la crisis. El que deja el coche por la guagua lo hace tres o cuatro veces al mes, pero el trabajador lo hace veinticinco veces al mes y muchos están en paro. El desempleo para Global es terrible porque limita la movilidad, el ocio y las compras.
- ¿No cree que quizás el servicio de guaguas en la ciudad necesita más agilidad?
- Es verdad que hay que seguir potenciando más el transporte público en la ciudad y en la Isla. Guaguas Municipales ha mejorado sus servicios, y además Guaguas y Global están más coordinadas.
- ¿Algún día se entenderán y habrá una sola empresa?
- El problema no es que Guaguas y Global se fusionen en una empresa sino que den un servicio como empresa única, a nivel de tarifas, paradas y complementación de rutas. Esa leyenda de pelea entre Guaguas y Global no tiene sentido.
- ¿Quiere el tren o más dinero para guaguas?
- Más recursos para las guaguas, toda la vida. El tren solo favorece a los que viven en torno a las vías, a partir de quinientos metros no se camina y al final se necesita la guagua que llega a todos rincones. El coste de implantar el tren es el equivalente a los presupuestos de cuarenta años de Salcai y Utinsa.
- ¿Dónde está mejor, en la política o en la empresa?
- Es una pregunta muy personal. Empecé con 23 años en Salcai y participé en su creación y mi corazón está aquí. Pero como ciudadano con criterios me he presentado a elecciones políticas y he estado en cargos públicos. Sé que me conocen más por la política que por Global.
- Pero en la empresa y en la política ha asumido tareas complicadas.
- (Risas). Sí, soy un apagafuegos o un bombero. Me llaman cuando el fuego está alto.
- ¿Y cómo lo ha llevado?
- Eso desgasta mucho. Me gustaría dirigir Global en momentos mejores, pero hay que afrontarlo y cuando pase se volverá a invertir y ganar la calidad del servicio.
- ¿Dónde se quiere jubilar?
- Aquí. Empecé con ellos en Salcai y acabo con ellos.
- ¿Volvería a la política?
- No, la política queda atrás. Sigo vinculado al nacionalismo canario como militante.
- ¿Le sonríe a todo?
- Mi carácter me ayuda, pero la fórmula es respetar a las personas y tener humanidad y servir a los demás.
- ¿Ese carácter le ha ayudado a luchar contra el cáncer?
- Sí. Pero me ha ayudado mucho mi familia y amigos que me quieren y me han arropado.
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