martes, 3 de mayo de 2011
En la inclusa de la capital tinerfeña se vendían niños por 3000 pesetas
"El catt con la FUERZA DE LA RAZÓN"
CANARIAS SEMANAL
“Los militares y gente del Gobierno venían a hacer visitas y bailábamos para ellos como si fuéramos payasos de feria”, cuenta un ex interno.
El pasado 28 de abril, el colectivo Sin Identidad interponía en la Fiscalía Provincial de Sta. Cruz de Tenerife las seis primeras denuncias por robo de niños, adopciones ilegales y otras irregularidades ocurridas en la Casa Cuna de la capital tinerfeña entre las décadas de 1950 y 1970. Un paso más en la larga y penosa odisea de un colectivo de víctimas sacrificadas durante décadas - como tantas otras- por el pacto de silencio con el que fue sellada la Transición española.
En 2002 - 27 años después de la muerte del dictador Francisco Franco - se estrenaba el documental "Los niños perdidos del franquismo". Un trabajo de la realizadora y periodista Montse Armengou que recupera el testimonio de algunas de las personas que fueron robadas a sus padres y entregadas a familias adictas al régimen. En muchos casos, las madres fueron fusiladas justo después de dar a luz y de que se les sustrajeran sus bebés. El documental de Montse Armengou incluía, asimismo, documentos que prueban cómo las autoridades franquistas utilizaban cualquier método para quitar sus hijos a las familias republicanas que los habían enviado a países como como Francia, Inglaterra o Bélgica, con el deseo de mantenerlos a salvo durante la Guerra Civil. Un Boletín Oficial del Estado del 4 de diciembre de 1941, firmado por Franco, autorizaba al cambio de apellido de los niños, que eran repatriados sin el consentimiento de sus familias y adoptados después ilegalmente.
El robo de niños, sin embargo, no terminó con el que sufrieron las prisioneras políticas republicanas durante la postguerra, sino que continuó hasta bien entrados los años ochenta. Según ha señalado la propia Montse Armengou, con el paso de las décadas el perfil de las víctimas y la instrumentalización de la represión se modificó. El objetivo principal - aunque no único - de esta institucionalizada red de tráfico de menores pasaron a ser las madres solteras. "Lo que empezó siendo una terrible represión política - denuncia Montse Armengou - se convirtió en una represión moral y un negocio revestido de caridad que terminó como simple tráfico de bebés. Son muchos los padres a los que se les comunicó que su hijo había muerto en el parto. Si insistían, se les enseñaba un bebé congelado, siempre el mismo, que posteriormente será reconocido por más parejas. No existe la historia clínica, el niño no está inscrito en el registro, no hay certificado en el cementerio".
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Etiquetas:
FRANQUISMO,
MEMORIA HISTÓRICA DE CANARIAS
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