Una llamada de un guarda del centro comercial Las Arenas alertó a ese cuerpo de la posible comisión de un terrible delito y para allá que se fue ese operativo policial, abandonando con ello cualquier otra incidencia ciudadana, seguro que de menor enjundia y peligrosidad.
Llegados a ese complejo comercial, los agentes detectaron de inmediato la importancia de la denuncia y se desplegaron convenientemente atendiendo a los protocolos anti-terroristas vigentes para la ocasión.
Una vez aseguradas las posiciones en una escalera de acceso al centro comercial, los agentes procedieron a identificar a los presuntos delincuentes, que vinieron a ser candidatos a las elecciones locales y autonomías del 22 de mayo por Alternativa Sí se Puede.
Los subversivos explicaron que sólo estaban repartiendo propaganda electoral y que, para ello, habían cumplido con la exigencia de comunicar tal actividad al Ayuntamiento de la ciudad, del que casualmente dependen los policías allí desplegados. Tuvieron que explicarse en varios idiomas porque de otra manera es imposible entender que el incidente se alargara por espacio de una hora.
El dispositivo anti-terrorista se desactivó tras una llamada a la Junta Electoral, donde el secretario comunicó a los agentes que a) las escaleras de un centro comercial, aún siendo de titularidad privada, son de uso y tránsito públicos y b) que además del PP, CC y el PSOE, en España existen otros partidos políticos autorizados por la Constitución a ejercer en libertad sus derechos a ser elegidos por los ciudadanos y expresar sus ideas sin cortapisas. Falta ahora la comunicación en igual sentido al centro comercial y al guardia de seguridad para que llamen sólo cuando hay que llamar.
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