Armando Marcos. Periodista
Ahí tenemos un caso reciente de irresponsabilidad civil grave de un candidato del PSOE al cabildo de Fuerteventura que fue detenido por la Policía Nacional conduciendo borracho y puesto a disposición del juez.
Ante este panorama tan desolador, decepcionante y triste que nos brinda la clase política donde abundan tantos golfantes y corruptos, queda claro que, para ser político irresponsable y depravado, en su admirable currículo estos personajillos poseen el poder formativo y libertador de la cultura del pelotazo y del arte de la corrupción. Y, como es obvio, de la cultura clásica sobre todo, en cobrar comisiones y aceptar todo tipo de regalos. Es decir, ser perverso y no tener escrúpulos. Como estamos comprobando, estos representantes del pueblo son muy cultos, intelectuales y moralistas. Sin embargo, como en política escasean las personas decentes y los profesionales y licenciados universitarios, los líderes de los partidos se ven en la necesidad de exigir unos mínimos requisitos a los candidatos que quieren ser políticos y servir al pueblo de manera desinteresada por amor al pueblo o a la ciudad. A saber: ser analfabeto y no saber ni leer ni escribir. Demostrar que ha sido un delincuente y carterista con antecedentes penales. Aportar documentos oficiales que acrediten su sobrada experiencia y una técnica depurada en haber robado en joyerías, bancos y supermercados. Ser experto valiente en conducir borracho o muy borracho. ¿Borracho yo? ¡Tururú!
En el amplio y variado currículo Cum Laude que los partidos exigen a los candidatos a ejercer la golfería política, hay que demostrar, como no podía ser menos, el nivel de desempeño con el que se ha obtenido el grado académico universitario máximo, usualmente el doctorado. El Cum Laude ‘con alabanzas’ (destacado) es la menor de las distinciones, pero es más que suficiente para que el golfo y corrupto político pueda conducir sin Permiso de Circulación. Si el candidato a ser político perverso presentara en su currículo el Magna Cum Laude ‘con grandes alabanzas’ (muy destacado), tiene la posibilidad (en política todo es posible) de dedicarse a servir al pueblo sin tener dignidad ni principios y ser un inmoral y depravado repudiable. Pero, ¿qué le exigiría su partido y otras instituciones públicas y privadas al político golfo, corrupto, cara dura, tronco, analfabeto, inculto, borracho y estafador para escalar puestos de mayor responsabilidad y enriquecerse y enriquecer a otros canallas del sector de la construcción y otros sectores empresariales de dudosa transparencia, de manera ilícita? Pues nada más y nada menos que el Summa Cum Laude ‘con máximas alabanzas’ (excepcional) que es reconocimiento por un desempeño poco común, sólo esperado de estudiantes brillantes.
Por tanto, las expectativas de progresar y garantizarse un futuro siendo un delincuente político con miras a perpetuarse en el poder, están garantizadas. Debiendo tener en cuenta que todas las cosas hechas y creadas serán en beneficio exclusivo del político ladrón. Nunca en beneficio de los ciudadanos. Acabo este artículo, estimados y pacientes lectores, dejándoles aquí una reflexión a modo de pregunta: ¿qué hacemos con estos delincuentes de la política sin olvidarnos que hay otros muchos políticos trabajadores y honrados que nada tienen que ver con los primeros? Este domingo se celebran elecciones. En nombre de la democracia y de nuestra dignidad como ciudadanos libres, por favor, no voten a políticos golfos corruptos y borrachos. La democracia, las instituciones, necesitan representantes del pueblo que tengan las manos limpias y no manchadas de la mierda y detritus procedente de los intestinos de la corrupción. (En el próximo artículo, me ocuparé del político corrupto y sus “relaciones” y negocios con determinados empresarios del hampa del ladrillo y otros panes congelados…)
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