lunes, 16 de mayo de 2011
Las razones del "lobby" -que existe- del tren , quieren disfrazarse de interés general, y van de mano de una clase política que concluye cuatro años perdidos en el Cabildo...
"El catt con la FUERZA DE LA RAZÓN"
En medio de la crisis que estamos padeciendo, una maquina sigue avanzando, como si la realidad no tuviera que ver con ella, y la mantuviera una razón que no tiene que dar cuentas a las penurias económicas o a los cambios de coyuntura. Sobre el cómodo papel que todo lo aguanta, aunque transformado en "proyecto" alcanza precios estratosféricos, un nutrido grupo de políticos, despachos especializados, y representantes de multinacionales abanderan el tren para Gran Canaria, y van publicitando, escalonadamente, destinos ,tramos, estaciones (algunas parecen ideadas para emular el Metro de Moscú, y parten de un coste inicial superior al Palacio de Congresos de Meloneras) ,trayectos subterráneos y una larga comitiva que concluye, de momento, en cifras estimadas de mas de 1.500 millones de euros. Muchos pensarán si estos sujetos pisan la misma tierra que el ciudadano común, o son solo tardíos supervivientes de la era del pelotazo, transmutada luego en apoteosis del ladrillo, para acabar en el presente depauperado que aflige al país y amenaza nuestro futuro social y económico.
El peor riesgo de la política es el de poner en manos de una mayoría partidaria determinada, que oculta intereses minoritarios, decisiones que pueden comprometer irreversiblemente nuestro futuro, sobre todo si carecen de un contrapeso social que los controle, y son sordos al clamor o al debate que exige la sociedad civil. No se trata, solamente, que el proyecto del tren tenga vacios de argumentación sectorial clamorosos, como el pedestre estudio de impacto ambiental; que no calcule su efecto sobre la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, ya que favorece su vaciado poblacional creando dinámicas nuevas e innecesarias; que omita valoraciones sobre la repercusión colateral en el transporte realmente existente; que no se haya tenido en cuenta la alternativa BRT, sistema de superautobuses en carriles exclusivos, de coste incomparablemente mas económico; que prescinda de datos de sostenibilidad económica, o de hipótesis de coste del billete, y de paso dinamite el actual sistema de ayudas públicas al transporte; que falsee datos comparativos al señalar el caso de Mallorca, que tiene tren desde el año 1.875, mas del doble de superficie (3.600 kilómetros cuadrados, frente a 1.600 Gran Canaria aprox.) y acumula una pérdida anual de casi 100 millones de euros por su explotación. Con ser grave todo esto, lo mas importante es su absoluta falta de pensamiento estratégico, al pretender avanzar una propuesta en total desconexión con el conjunto de la economía y la vida insular, intensificando el carácter "urbano" de todo el territorio, partiéndolo con un tajo mortal y disminuyendo su atractivo turístico.
Las razones del "lobby" -que existe- del tren , quieren disfrazarse de interés general, y van de mano de una clase política que concluye cuatro años perdidos en el Cabildo , y los quieren salvar hundiéndonos en un pozo de mas de 1.500 millones de euros, con el que ambicionan pasar a la posteridad, y de paso solucionar algunos problemas de la vida terrenal. Las "imaginativas" e interesantes propuestas del lobby no estarían completas si, simultáneamente, no fueran acompañadas de medidas de estrangulamiento del transporte insular existente. El comportamiento de la mayoría que acaba legislatura en el Cabildo de Gran Canaria hacia Guaguas Municipales es un monumento a la miseria política y termina un ciclo político en el que la máxima parece haber sido "dinamitar el presente y fabular el futuro" .Ni una sola medida, ni una sola reflexión se ha empleado en mejorar lo existente, o dar alternativas serias al área interurbana Las Palmas-Telde-Arucas. Al final todo queda, como señalan Los Verdes, en que el tren es la campaña electoral mas cara de la Historia de Canarias, y mas desvergonzada diríamos nosotros.
En las circunstancias actuales de nuestro país, y en las particulares de Gran Canaria, mantener la prioridad del tren es exactamente inmoral e insulta a toda la ciudadanía castigada por la crisis que nos demanda iniciativas de reconducción de la economía hacia modelos mas estables y beneficiosos para el conjunto de la población. La política alcanza su peor imagen cuando se subordinan las decisiones al interés de grupos económicos y de presión concretos, y la ansiedad por el beneficio cortoplacista hace perder la noción de las prioridades sociales, e hipoteca irremediablemente el futuro.
Si, después de lo que ha sucedido en nuestro país, se persiste en un modelo de política al dictado de terminados empresarios o grupos de presión, que transforman a los supuestos líderes políticos en simples recaderos de su voluntad, habremos de concluir que el futuro será muy complicado, como ya se observa en determinadas fuerzas políticas que aceptan jugar el papel de agentes inmobiliarios de grandes superficies, a las que pretenden facilitar enormes plusvalias, a la par que exonerarlas de obligaciones urbanísticas elementales.
No vamos a entrar en el chantaje del mensaje insularista, ni en el discurso demagógico del desarrollo o los puestos de trabajo. De la crisis solo saldremos con planteamientos globales y visión del interés general, y con propuestas que no pongan en riesgo los activos medioambientales, agrarios, turisticos, culturales y de plataforma de paz que nos identifican.
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