
"El catt con la FUERZA DE LA RAZÓN"
28/07/2008
Luz para 2.000 viviendas.
Javier Darriba Las Palmas de Gran Canaria
La planta Las Palmas-Telde aguarda agazapada en una esquina de la central de Piedra Santa. Allí, alejada del zumbido de Las Palmas III, espera a que Emalsa llegue a un acuerdo que reduzca su dependencia del petróleo. Cuando se ponga en marcha, producirá energía como para dar luz a unas 20.000 viviendas.
El agua de mar producirá agua dulce y luz. Y lo hará gracias al trabajo de la planta potabilizadora Las Palmas-Telde, cuya puesta en marcha está pendiente de que Emalsa llegue a un acuerdo con alguna de las compañías eléctricas con las que ha contactado para que asuman la inversión necesaria para cambiar las turbinas y reducir la excesiva dependencia del petróleo. Cuando dicho acuerdo fructifique -en estos momentos todo indica que es posible una alianza con Unión Fenosa, aunque todavía no hay nada cerrado-, la desaladora no sólo será capaz de producir 35.000 metros cúbicos de agua de gran pureza, sino que además generará entre 60 y 100 megavatios de electricidad, según los cálculos que se manejan en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria.
El director general de Energía, Agua y Medio Ambiente del Consistorio, Javier García Latorre, aseguró que con ese nivel de producción se podría satisfacer el consumo eléctrico de unas 20.000 viviendas con un nivel medio-alto, es decir, con contratos de 5 kilovatios por hogar.
Y ese número puede ser mayor si en vez de los 100 megavatios se alcanzan los 150 megavatios que calculan desde Emalsa. Si se llegara a este nivel, la producción de energía sería de tal nivel que Las Palmas-Telde superaría a la actual planta de Juan Grande, que ofrece 120 megavatios.
La actual planta no sólo no resulta operativa desde un punto de vista económico por el consumo de petróleo y sus altos precios, sino también porque la producción energética «no es excesiva». García Latorre asegura que en la actualidad Las Palmas-Telde no puede producir más de 25 megavatios -casi cuatro veces menos de lo que se pretende- «porque sus turbinas son bastante antiguas». Y eso resulta inasumible para Emalsa, que se vería obligada a producir un agua hasta cinco veces más cara que la de hoy en día. Sobrecalentar. La planta funciona inyectando vapor de agua y agua salada. Y la clave de todo es calentar el líquido. Para ello se quema petróleo y el calor que produce la combustión -120 grados a una presión baja- transforma el agua en vapor. Entonces este vapor se hace pasar por unas turbinas cuyo movimiento genera energía eléctrica.
Para conocer el siguiente paso, hay que conocer el significado de una palabra:entalpía. Por tal se entiende el grado o la cantidad de energía que un sistema puede intercambiar con su entorno. Pues bien, después de transformar el agua en vapor gracias al calentamiento de las calderas, se hace necesario un nuevo sobrecalentamiento que es el que permite aumentar la entalpía del vapor, es decir, que permite acumular más energía de tal modo que no sólo se genere energía eléctrica sino que, además, se pueda meter todo ese vapor en el circuito de la planta para obtener esta vez agua potable.
El problema de Las Palmas-Telde actual es que «como las turbinas son muy antiguas y tienen un bajo rendimiento no producen excesiva energía y casi todo el vapor pasa a la producción de agua», explica Javier García Latorre, «la solución es quitar esas turbinas y producir vapor a más bajas temperaturas».
Así, el empleo de petróleo o gas como fuente energética de puesta en marcha se compensa con la venta de la electricidad. Los ingresos rondarían los 9 millones de euros.
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