
26/07/2008 (12:14 h.)
EL FUEGO CASTIGÓ A VARIOS MUNICIPIOS DE LA ISLA.
El fuego, durante más de 100 horas de indencio, castigó a varios municipios de Gran Canaria. (QUIQUE CURBELO Y EFE)
La prevención, clave un año después del incendio que azotó a Gran Canaria.
ACN. Las Palmas de Gran Canaria
Gran Canaria despertó el viernes 27 de julio de 2007 con una temperatura que rondaba los 28ºC y que alcanzaría en las horas centrales del día los 39ºC. El verano de 2008 parece querer dar una tregua a los maltrechos montes grancanarios, aún en la fase más temprana de la recuperación con unas temperaturas algo más suaves y una humedad relativa bastante superior a la registrada entonces. Con un 8% de agua en ambiente, vientos de 70 Km/h y una ola de calor que apenas comenzaba, los montes, con agente forestal descontento o sin él, eran blanco fácil. Propietarios, organismos oficiales e instituciones públicas suspendieron entonces la asignatura más importante a nivel medioambiental: la prevención. Las casi 100 horas de incendio y las arduas tareas de extinción complicadas sin duda por la orografía del terreno y las extremas condiciones atmosféricas, dejaron huella no sólo en los montes grancanarios, también en entidades que, como FORESTA, tenían como principio la protección de patrimonio natural canario. Para la Fundación Canaria para la Reforestación el incendio de 2007 fue una catástrofe natural, pero además, un punto de inflexión a partir del cuál iniciar una línea de trabajo que ha ido más allá de la reforestación y la concienciación social para respetar el entorno. FORESTA incorporó a sus principios fundacionales la recuperación de la masa forestal perdida comenzando por los trabajos de limpieza que la amenaza de lluvia en los días siguientes a la extinción de fuego convirtió en urgentes. El miedo era la contaminación de los fondos marinos del litoral ante la posibilidad de que la fuerza del agua de lluvia arrastrara por los barrancos las toneladas de cenizas generadas por el fuego. A pesar de esta preocupación, hubo de esperar casi un mes para que se enfriaran las zonas afectadas y pudieran hacerse valoraciones oficiales desde Cabildo y Gobierno de Canarias. El 15 de septiembre la sociedad canaria se volcó en una actividad de voluntariado coordinada por FORESTA y que concluyó con la recogida en tres días de 7 toneladas de ceniza, se evitaba así una contaminación del litoral inevitable de otra forma. Finalmente las lluvias no llegaron y los trabajos de limpieza se enfocaron entonces a la recogida de residuos forestales no quemados y preparación del suelo para una futura reforestación. Las dimensiones del fuego despertaron conciencias y recordaron a la sociedad canaria la vital función que en las Islas desempeña el medioambiente. Más de 200 voluntarios, el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana y el Cabildo de Gran Canaria colaboraron con FORESTA en esta jornada que marcaba el comienzo una estrategia creada especialmente como medida paliativa a las consecuencias del fuego, el Plan de Acción Integral.
Movimiento de voluntarios.
Nacía una línea de actuación que ha venido a complementar a las ya en funcionamiento y que ha dado sido una forma de responder a un movimiento de voluntariado que continúa un año después y que FORESTA espera se mantenga en el futuro. En los últimos meses de 2007 y en este primer semestre de 2008 la Fundación ha continuado trabajando en el PAI (Plan de Acción Integral) a través de nueve actividades coordinadas en colaboración con varios Ayuntamientos, el Cabildo de Gran Canaria, voluntarios y propietarios de fincas privadas. El grueso de estos trabajos con voluntariado se ha llevado a cabo en los municipios de San Bartolomé de Tirajana, Santa Lucía, Ingenio y Telde, y han permitido repoblar 4 hectáreas de monte afectado con más de 1.600 ejemplares de acebuche, sabina, almendro y pino canario. FORESTA entiende esta tarea de repoblación como parte fundamental de la recuperación de la riqueza natural perdida, pero no descuida un aspecto si cabe más importante para evitar nuevos incendios: la limpieza y acondicionamiento de zonas de riesgo como el fondo de los barrancos, los márgenes de pistas forestales y accesos, y los alrededores de fincas y viviendas rurales. Prevención y concienciación acerca de la importancia de extremar las medidas de respeto y cuidado del medioambiente son, según Sergio Armas, gerente de FORESTA, las dos claves que pueden evitar un nuevo verano de sobresaltos. Para ello, la Fundación comenzó en 2006 la experiencia piloto del Plan Escolar Forestal que ha continuado en 2007 y que ha concluido con la participación de 5.000 alumnos de primaria y secundaria de ocho municipios grancanarios. Ayuntamientos, Cabildo de Gran Canaria y entidades privadas como Caja Rural de Canarias o Caja Canarias han sido en estos meses de repoblación y riego los principales aliados de FORESTA en el esfuerzo por inculcar en las próximas generaciones actitudes de respeto y valoración del inmenso patrimonio natural canario.
Recuperación lenta pero segura.
Las imágenes de las llamas, que en algunos frentes alcanzaron varios metros de altura dejan paso a otras bien distintas, un año después. En las masas de pinar comienzan a apreciarse signos evidentes de recuperación. En los ejemplares de pino adulto comienzan a brotar ramas verdes entre las ramas quemadas, mientras que los pinos jóvenes que no murieron han sido capaces de renacer con nuevos brotes. Los trabajos llevados a cabo por FORESTA y otras entidades, comienzan a dar sus frutos en forma de esta tímida recuperación que, gracias a la pronta intervención y a la vigilancia constante, tiene visos de definitiva. Sin embargo, lo que más preocupa a los técnicos de la Fundación es la recuperación del matorral bajo pinar o sotobosque, víctima principal del fuego y que en algunas zonas quedó totalmente calcinado. La Fundación trabaja ya de cara a la próxima temporada de plantación que comenzará en septiembre/octubre con la repoblación de especies autóctonas tanto con actividades de voluntariado como con escolares y empresas. Desde FORESTA se muestran optimistas en cuanto a la recuperación de lo perdido en el incendio ya que la superficie forestal canaria tiene una característica especial y positiva, y es que contempla, como parte de su ciclo biológico al fuego como paso previo para la germinación de sus semillas. La clave de esta pronta recuperación de las áreas quemada es, según Sergio Armas, “la escasez de lluvias, que ha mermado el efecto erosivo del incendio evitando desplazamientos masivos de tierra y cenizas”.
Los ojos puestos en la prevención y en la colaboración de todos.
Durante los meses de verano la Fundación continuará, en colaboración con el Cabildo de Gran Canaria, con los riegos de mantenimiento en las zonas quemadas que ya han sido repobladas esperando asegurar así la supervivencia de las nuevas plantas y reducir, mediante el enfriamiento del suelo, el riesgo de nuevos incendios. Hasta ahora FORESTA ha empleado en estas tareas 180.000 litros de agua.Además, técnicos de la Fundación estudian la forma de reducir el peligro en el fondo de los barrancos, zonas de riesgo, especialmente en la vertiente norte de Gran Canaria por la gran cantidad de cañaveral y residuos forestal que acumulan. La prioridad es vigilar las zonas de matorral por ser éste un combustible natural que aviva las llamas en caso de incendio y dificultad por su situación orográfica la extinción del mismo. FORESTA hace un llamamiento a la población para que se respete la legislación vigente que prohíbe, entre otras cosas, arrojar objetos en las inmediaciones de pistas forestales y zonas recreativas, realizar quemas de rastrojos hasta el mes de octubre y hacer fuego fuera de las zonas acotadas al efecto. El disfrute responsable del entorno es la mejor garantía, más allá de las condiciones atmosféricas, de la supervivencia del ecosistema canario. Recuerda también que el principal atractivo turístico de las Islas es el rico patrimonio natural que convierte al Archipiélago en un tesoro nacional que atrae anualmente a miles y miles de visitantes. La variedad de este patrimonio y su buena conservación es clave en el futuro de las Islas, un nuevo incendio multiplicaría el riesgo de la desertización principal enemigo de las Islas y cada vez más visible. Desde la Fundación se pide a los propietarios de fincas y viviendas rurales que limpien un perímetro de 15 metros alrededor de las mismas para evitar incendios fortuitos provocados por elementos no naturales como vidrios y plásticos. Y a todos y cada uno de los canarios un uso responsable de los recursos y un disfrute respetuoso con el entorno para que el medio no sufra nuevas agresiones.
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