
Opinión
04/12/2008 Actualizada a las 02:58
Del Director
La gravedad del deterioro municipal
«En las ausencias de Saavedra, el resto sigue a lo suyo: la marrullería de niños malcriados»
Francisco Suárez Álamo
El Partido Popular se frota las manos en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. Pronto harán dos años de las últimas elecciones locales y ya hay convocada huelga general de los trabajadores públicos, Guaguas va camino del desastre, Emalsa se encuentra en un callejón sin salida y, lo que es peor para la gobernabilidad de la ciudad y mejor para el PP, en los despachos del poder municipal todo son conspiraciones y confabulaciones de concejales que, en lugar de resolver problemas ciudadanos, sólo tienen tiempo y ganas para poner la zancadilla a sus compañeros.
Jerónimo Saavedra lo sabe a la perfección. Quizás por eso siempre que puede se va unos días fuera de la ciudad, para olvidar. Lo malo es que en sus ausencias -que son demasiadas- el resto sigue a lo suyo, esto es, la guerrilla fratricida, y la ciudad es víctima de esa marrullería de niños malcriados que se ha adueñado de las oficinas municipales.
Los sindicatos municipales, que tienen a dirigentes con oficio y colmillos retorcidos a base de ver desfilar muchos concejales en varios trienios, se han plantado ante tal desgobierno. Uno entiende que el ciudadano no comparta los avisos de huelga de quienes son funcionarios, y menos aún cuando la economía está como está, pero cuando se escucha a esos líderes del personal municipal, la conclusión es clara: dan un paso al frente ante el desbarajuste del grupo gobernante. Y lo que es más grave: una parte de ese grupo gobernante alienta, comparte y se divierte con la revuelta de los trabajadores.
No nos extrañemos, por tanto, que en breve terminen sacando en procesión a Pepa Luzardo, con Felipe Afonso bajo palio y Ángel Sabroso repartiendo incienso. Otra cosa es que el Partido Popular, este PP, sea la alternativa al grupo gobernante o que sea recomendable abordar ahora una renovación de los populares de cara a 2011, pero mientras ese debate se abre poco a poco, lo cierto es que la marca del PSOE se deteriora a pasos agigantados en la ciudad. Por eso están preocupados en el Cabildo y en la ejecutiva regional: porque si no se gana en la ciudad, difícilmente se puede asegurar la gobernabilidad en el Cabildo y menos aún aspirar a superar los 26 diputados regionales de 2009.
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