El "CATT" siempre luchando por los derechos de todos los compañeros/as

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El Colectivo Autónomo de Trabajadores del Transporte "CATT" lucha para que los familiares de todos los compañeros/as puedan entran a formar parte de esta gran familia que es Global Salcai Utinsa

¿Dónde está la unidad del Comité de Empresa en Salcai Utinsa?

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Reglamento del viajero

INFORMA CATT

INFORMA 1/01-2020

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SENTENCIA CONDENATORIA A GLOBAL SALCAI-UTINSA S.A.

SENTENCIA CONDENATORIA A GLOBAL SALCAI-UTINSA S.A.

LISTADO DE TELÉFONOS GLOBAL SALCAI-UTINSA S.A.

LISTADO DE TELÉFONOS GLOBAL SALCAI-UTINSA S.A.

LOS SINDICATOS Y LAS EMPRESAS

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RESPUESTA DEL CATT AL CONSEJO DE ADMINISTRACIÓN DE SALCAI-UTINSA S.A.

RESPUESTA DEL CATT AL CONSEJO DE ADMINISTRACIÓN DE SALCAI-UTINSA S.A.

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CANDIDATURA CATT ELECCIONES

CANDIDATURA CATT ELECCIONES

Nuevamente, desde nuestra organización nos vemos en la obligación de realizar una llamada a la reflexión en puertas de un nuevo proceso electoral, que marcará la evolución futura de los derechos e intereses laborales titularidad del colectivo de trabajador@s de la empresa Salcai-Utinsa, S.A.

Por responsabilidad con los compromisos asumidos por esta organización, en respuesta al apoyo y respaldo recibido por el conjunto de trabajador@s, que aun no siendo afiliad@s nos brindaron su confianza, y en definitiva, por el interés general de la plantilla, el CATT concurre a las inminentes elecciones sindicales con el objetivo de continuar con la incansable lucha iniciada años atrás, para preservar los espacios de libertad y reivindicación necesarios para garantizar el respeto del conjunto de derechos laborales que tenemos reconocidos legal y convencionalmente, y cuyo cumplimiento exige de este colectivo una vigilancia y supervisión constantes para contrarrestar los incesantes “DESCUIDOS Y DEVANEOS” en que incurren la empresa y otras organizaciones sindicales en cuanto a su aplicación e interpretación.

Esa labor es asumida por el CATT sin apartar la vista de la realidad socio-económica actual, lo que nos ha obligado a “echar el freno” en determinadas reivindicaciones laborales para preservar el principio de estabilidad en el empleo, pero NUNCA CON RENUNCIA DE DERECHOS PARA EL COLECTIVO DE TRABAJADOR@S, sino mero retraso en la aplicación y ejecución del conjunto de derechos laborales reconocidos.

A fecha actual, pese al sacrificio realizado por la parte social, sólo se ha obtenido la callada empresarial por respuesta, sin manifestación alguna de voluntad tendente a restaurar entre las partes el equilibrio cedido, por lo que ha llegado el momento de reactivar esos derechos e intereses legítimos del colectivo de trabajador@s, siempre desde la coherencia y con absoluta LEALTAD y TRANSPARENCIA, labor compleja para la que esta organización precisa de la colaboración de todo el colectivo, cuyo interés y bienestar son la causa incondicional del esfuerzo de nuestro quehacer diario.

En definitiva, como toda relación reciproca esta organización ofrece como aval al colectivo de trabajador@s, su entrega, esfuerzo y compromiso, poniendo a su disposición el adecuado asesoramiento jurídico, debiendo recordar los siguientes logros obtenidos:

Movilidad en Vacío, Actualización Salarial, Complemento Personal Garantizado, Incentivo de Asistencia Continuada…

sin olvidar los conseguidos en la defensa de derechos individuales,

y simplemente espera:

que el compromiso, la autenticidad, la transparencia y la tenacidad

guíen vuestra elección en las próximas votaciones previstas para el 02.07.15, renovando el apoyo a esta organización sindical que trabaja por y para el colectivo de trabajador@s de la empresa Salcai-Utinsa, S.A.

“EL catt LA FUERZA DE LA RAZÓN”

JUBILACIÓN PARCIAL

JUBILACIÓN PARCIAL

domingo, 22 de mayo de 2011

La fiscal de Violencia de Género desconfió de la historia narrada por Salvador Morales, que espera ahora sentencia por matar a Isabel Canino.

"El catt con la FUERZA DE LA RAZÓN"



La mentira tiene las patitas muy cortas", así definió la fiscal delegada de Violencia de Género de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife, Francisca Sánchez, la historia que pretendió hacer creer al tribunal del jurado, Salvador Alberto Morales Méndez, durante el juicio que se ha celebrado a lo largo de las últimas dos semanas por la desaparición y muerte de la conductora de Titsa Isabel Canino, en 2009.

Quedan seis días (28 de mayo) para que se cumplan dos años de la fecha en que se halló el cadáver de Isabel en el interior de una fosa séptica que construyó Salvador. Lo hizo en el interior de una de las habitaciones del edificio de su propiedad, en el número 80 A del Camino de La Hornera, en La Laguna, que alquilaba a estudiantes universitarios y a parejas jóvenes y que no dudó en seguir alquilando mientras todo Tenerife buscaba a Isabel Canino desde el mismo día en el que desapareció, el 21 de marzo de 2009.

Salvador Morales, en prisión preventiva desde el 30 de mayo de 2009, espera ahora a que el magistrado juez de la Sección Quinta, Juan Carlos González Ramos, le imponga una sentencia condenatoria después de que los nueve miembros del jurado emitieran el pasado viernes su veredicto de culpable por un delito de asesinato; por una muerte con alevosía en la que su víctima no tuvo la más mínima oportunidad para defenderse pues fue atacada de espaldas, de manera sorpresiva, y asfixiada por una brida que le colocó al cuello y cerró fuertemente, lo que le "provocó la pérdida del conocimiento en apenas unos segundos", como ratificaron los médicos forenses que hicieron la autopsia y declararon en la vista. 


Castigo



Las penas recogidas en el Código Penal para este delito, con la agravante mixta de parentesco, pues Salvador mantuvo una relación extramatrimonial con Isabel Canino durante 16 años, señala que deberá imponérsele entre los 17 años y medio y los 20 de privación de libertad, además de pagar una indemnización por el daño moral causado a los familiares o herederos de la víctima.

Jesús León Arencibia, el letrado de la defensa de Salvador Morales, mantuvo hasta el día del alegato final de conclusiones definitivas que su cliente era inocente de la muerte y que solo debería condenársele por un delito de ocultamiento, pues éste reconoció que encontró a Isabel ya muerte en aquel inmueble y que lo único que hizo fue ocultar el cadáver en el interior de la fosa séptica durante 72 días, hasta que se descubrió el cuerpo, no porque Salvador finalmente decidiera hablar y confesar lo que había hecho. No, no fue así, solo gracias al testimonio que prestó en su día ante la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía un antiguo inquilino del número 80 A, se pudo descubrir el lugar en el que el acusado había enterrado a su excompañera sentimental. 

A aquel edificio ya se había entrado por orden judicial cuatro veces, se habían hecho catas en el suelo y se registró todo pero no hubo éxito. La declaración de Javier, alias El vieja, fue crucial ya que éste dijo que su "casero" le dijo en una ocasión que si quería hacer desaparecer a alguien "él la enterraría en una fosa".

Con las pruebas presentadas y la declaración de más de cincuenta testigos, después de que las partes rehusaran el testimonio de otros tantos, fue en la octava sesión del juicio cuando el abogado León Arencibia manifestó que su cliente debía ser condenado a dos años de prisión por ocultar el cadáver, un hecho que él mismo calificó de "infame", pero añadió una alternativa de homicidio con la atenuante de arrebato u obcecación en el caso de que el jurado emitiera un veredicto de culpabilidad. Reconocía en el escrito que Salvador Morales habría matado a Isabel Canino movido por los celos al enterarse de que mantenía una relación sentimental con otro hombre, para más inri, un "enemigo sindical", según ha mantenido el propio acusado.

No convenció esa tesis de última hora después de ocho sesiones de juicio. Jornadas en las que Salvador Morales escuchó las declaraciones de los testigos, la mayoría de ellos compañeros suyos y de Isabel en la empresa de transporte público Titsa, donde ambos trabajaban. Una y otra vez negaba con la cabeza los argumentos de quienes les conocían cuando éstos de forma unánime le adjetivaban como una persona "fría, calculadora y sobre todo rencorosa", de aquellos que dicen "en la bajadita te espero", como declaraban uno tras otro.

Sin embargo, asistió impertérrito a las imágenes y los vídeos sobre el levantamiento del cadáver y la autopsia que se le realizó a Isabel. Apenas apartó la mirada de la pantalla mientras que a los miembros del jurado se les veía bastante incómodos por tener que observarlas. Pero ahí estaba Salvador, "como si la cosa no fuera con él", subrayó la fiscal.


Denunciado



Ninguna de las personas que comparecieron dijo algo en positivo sobre el reo. Hasta su hija mayor fue preguntada por una agresión de su padre cuando ella tenía 16 años y éste la sorprendió con un cigarrillo. Su reacción fue la de propinarle tal bofetón que le "perforó el tímpano" y la joven lo denunció a la policía.

"Desconfiado, que no dejaba sola a Isabel en compañía de amigos y mucho menos con otro hombre", vinieron a decir también los testigos y sus testimonios le valieron al jurado para radiografiar a quien se sentaba en el banquillo de los acusados y no creerse la versión que éste dio el primer día del juicio cuando dijo que la relación que mantuvo con Isabel se había acabado y que "ella era una mujer muy liberal que podía mantener relaciones con otros hombres".

Fue ese mismo día, el 9 de mayo de 2011, cuando le achacó la responsabilidad del crimen a un "chico, joven, con la cara delgada, un conocido de Isabel" que ésta había llevado al Camino de La Hornera aquella mañana del 21 de marzo para resolver un problema que había con las conexiones de Internet en las habitaciones o estudios que alquilaba Salvador. Según Morales, el "chico" -como siempre lo llamó, pero que solo estaba en su imaginación- le indicó que fuera a comprar un cable original para comprobar las conexiones. Aseguró que así lo hizo y afirmó que unos cuarenta minutos más tarde regresó y vio que Isabel ya estaba muerta y el "chico" ya se había marchado. 

Fueron tantos los nervios que le entraron -según declaró- que salió y entró de la casa "unas mil veces" y se "tomó tres trankimazines" para relajarse hasta que, no sabe muy bien cómo, se le ocurrió ocultar el cuerpo dentro de la fosa". Nadie le creyó, máxime cuando la médico que le observó el 27 de marzo -tras ser detenido por primera vez- dijo que Salvador le había dicho que solo tomaba "Efferalgan", un analgésico, y nada dijo de medicarse con antidepresivos.

Ante el jurado, el acusado aseguró que tras enterrar a Isabel lo pasó "muy mal" y que tres días después pidió la baja laboral por el estado de ansiedad que sufría. Los testigos vinieron a desmentir esto también, pues el 23 de marzo, por la mañana, "había ido a trabajar y estuvo contándole chistes a mi marido, que también es conductor de Titsa", según apuntó María Magdalena Cedeño.

Aquel día por la tarde, Salvador Morales recibió una llamada de Eladia Canino, la hermana de Isabel, para preguntarle si él sabía dónde estaba ella. Éste dijo que no sabía nada y que la última vez que la había visto había sido el jueves anterior en las cocheras de Titsa. Craso error porque un compañero de ambos lo vio el día antes discutiendo y forcejeando con ella. Dos vecinos del edificio en el que vivía Isabel, en la calle Sorondongo, en El Sobradillo, aseguraron haberlo visto la mañana del 21 al volante del Mitsubishi Montero de Isabel; inquilinos y camareras de la zumería Pan Pita, situada en el Camino de La Hornera, los vieron a ambos desayunar juntos sobre las diez.

A las 11.48 horas de aquel 21 de marzo, Salvador obligó a Isabel a llamar desde su móvil a Yurena Campos, la esposa en ese momento de Juan Alberto Hernández (Berto), quien había iniciado una relación con Isabel el verano anterior. La voz de Salvador la escuchó el propio Berto. A las 12.15 horas el teléfono de Isabel se apagó para siempre, minutos después de que la vida de ella también se apagara al ser asfixiada por una brida de 46 centímetros que Salvador Morales colocó y apretó alrededor del cuello de Isabel.


Una versión más



Salvador Morales dijo en su última oportunidad para hablar antes de que el jurado emitiera su fallo que negó haberla visto aquel sábado porque cuando le preguntó la policía, él "estaba delante de su esposa e hijas". También pretendió creer que casi todos los testigos que habían declarado contra él "habían mentido" y "habían sido traídos por Berto; todos ellos son enemigos o rivales míos en el sindicato al que pertenezco en Titsa". 

Por último, pero por primera vez con lágrimas en los ojos, Salvador Morales le dijo al jurado: "Isabel sabe, dondequiera que esté, que yo no la maté". También pidió perdón a la familia de Isabel Canino, por "haberla ocultado" pero no por un delito que, según dijo, no había cometido. Sin embargo, de los cuatro minutos y 32 segundos que duró su alocución, solo dedicó los últimos 28 segundos para pedir perdón. El resto de su intervención la empleó para excusarse en la supuesta "guerra sindical" que le habían declarado sus "enemigos o rivales" en Titsa.

Sí, como dijo la fiscal: "La mentira tiene las patitas muy cortas" y según parece Salvador Morales se fue construyendo una historia de falsedades para intentar acomodar los acontecimientos que se sucedían; para tratar de fabricar una verdad que, hoy por hoy, solo él parece creerse porque, incluso, su primer abogado renunció a su defensa en mayo de 2009 por mentirle a él también.

Después de recibir la sentencia por este crimen, y la indemnización que girará entre los 250.000 euros, que piden la Fiscalía y la Abogacía del Estado, y los 600.000 que solicita el abogado de la acusación particular, José Manuel Niederleytner, ante "un hecho tan atroz, deleznable e infame" que ha ocasionado "tanto dolor a una familia que no pudo despedirse de Isabel y que sufrió lo indecible durante los 72 días que duró su búsqueda".

Después de que el jurado pronunciara su veredicto, tanto la fiscal como el letrado de la acusación particular apenas pudieron articular palabra alguna sin quebrarse la voz. "Se ha hecho justicia, que era lo que pedíamos", subrayaron.

Pero aún falta otro proceso, el que deberá juzgar a Salvador Morales como presunto autor de un delito de malos tratos continuados a Isabel, por el que se pedirán tres años de prisión más.

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