sábado, 28 de enero de 2012
MAS-COLELL VIAJÓ A QATAR EN UN INTENTO DESESPERADO POR VENDER LA COMPAÑÍA
"El catt con la FUERZA DE LA RAZÓN"
Plomo en las alas de Spanair. La que estaba llamada a ser la compañía aérea de la nueva era de la aeronáutica no volverá a remontar el vuelo. Ayer por la mañana, el Gobierno central era informado de que la aerolínea tenía serias dificultades y que, en el consejo de administración de la tarde, iba a plantearse el cierre, según confirma una fuente conocedora de la situación a El Confidencial.
Así de sencillo. Unos 4.000 trabajadores, entre directos e indirectos, a la calle. Y un número indeterminado de pasajeros se iban a encontrar con sus vuelos cancelados a partir de la medianoche. Por la tarde, se suspendió la venta de billetes por Internet, un síntoma de que la situación era ya insostenible. Paralelamente, el Gobierno catalán instalaba una especie de gabinete de crisis formado por representantes de varias consejerías para realizar un seguimiento de la crisis, gabinete que por la tarde se amplió con representantes del Ministerio de Fomento y de Interior. Otras compañías, así como Aena y Aviación Civil, alertaron a su personal de que podían tener trabajo extra para colocar a los pasajeros de Spanair.
La reunión del consejo de última hora de la tarde fue especialmente tensa. “Había gente que pedía un último esfuerzo para captar capital de donde fuese. Era la última oportunidad”, señala una fuente del consejo a El Confidencial. Otro miembro del consejo, un empresario catalán mucho más crítico, no se mordía la lengua: “El reflotamiento de Spanair se hizo desde una óptica de operación política, por lo que ya estaba lastrada desde el comienzo. Mandaba quien mandaba y se quería que Cataluña tuviese una aerolínea propia. No tenía sentido, porque eso va en contra de las leyes del mercado”. Y carga contra el presidente de la compañía, Ferran Soriano. “Varias veces le echamos en cara que no se veía una salida a la situación, pero no planteó nunca solución alguna. Desde la Generalitat nos lo habían vendido como la persona que podría atraer capital internacional a la compañía, pero jamás trajo ni un solo accionista”.
Por eso, la aerolínea sólo pudo funcionar los últimos años mediante la inyección de capital público. Según fuentes de la propia compañía, la Generalitat invirtió nada menos que 105 millones de euros. Y el Ayuntamiento de Barcelona comprometió a finales de noviembre otros 35 millones, de los que llegó a pagar 25. Pero el saco no tenía fondo. Cuando el Gobierno de Artur Mas tomó posesión y vio la patata caliente que tenía encima de la mesa tuvo una primera reacción: cerrar Spanair. Había entonces dos posibilidades para salvarla: Qatar Airways y la china HNA, la misma que había pretendido invertir 330 millones en NH Hoteles, en una operación frustrada hace poco más de un mes.
La primera semana del 2012, el consejero de Economía de la Generalitat de Cataluña, Andreu Mas-Colell, viajaba a Qatar. Su misión era sólo una: convencer a los directivos de Qatar Airways de que debían culminar la compra de la compañía catalana Spanair. Sólo pedía 150 millones de euros y un poco de buena voluntad.
Las exigencias de los qataríes
Según fuentes conocedoras de los contactos, las cosas fueron muy diferentes. Los qataríes son ricos, pero no tontos, y pusieron sobre la mesa una contraoferta que, más que nada, era un ultimátum: la aerolínea árabe aportaba los 150 millones de euros… pero había contrapartidas: que el Gobierno catalán (Mas-Colell se había desplazado en representación del mismo) debía poner otros 150 millones encima de la mesa. Pero no era sólo eso. Además, quería que se le garantizase que, si no había viabilidad para la compañía, se le retornasen los 150 millones en dos o tres años.
Touché. Además, se añadía el hecho de que Bruselas puede pedir responsabilidades por las ingentes ayudas públicas que se han ido a la aerolínea. Y es que los qataríes, como asegura un miembro del consejo de Spanair a El Confidencial, “son gente muy preparada y especializada. Además,han estudiado en las mejores escuelas de negocios del mundo. Nadie les va a vender una moto como ésta”.
Fuentes cercanas al Gobierno y conocedoras de los contactos señalan a este diario que Mas-Colell volvió a Barcelona con un problema más. “Era como si a un zorro le encendiesen una tea en el rabo”, escenifica esta fuente. Le quedaba una bala en la recámara: apelar a la compañía china HNA. Pero el tema no funcionó, por lo que Spanair se queda en la peor situación imaginable y el Gobierno catalán decidió que no podía invertir más en un pozo sin fondo.
Porque, los últimos años, la compañía ha ido nutriéndose de fondos públicos para poder funcionar. Más del 85% de sus acciones están en manos de IEASA, sociedad integrada por empresas públicas o semipúblicas como Turismo de Barcelona, Catalana d’Iniciatives, Fira de Barcelona, Avançsa y lobbies de empresarios como Volcat. “En los últimos años, la aportación pública ha sido la única que ha llegado a las arcas de la compañía, unos 130 millones de euros, porque el capital privado no ha querido entrar”, señalan fuentes del consejo de administración a este diario.
Responsabilidades políticas
El portavoz del Partido Popular en el Ayuntamiento de Barcelona, Alberto Fernández Díaz, anunció ayer que no descarta pedir responsabilidades por las ayudas públicas a Spanair. “No podemos dejar de exigir responsabilidades políticas por una cuestión que, si ya era cuestionable por la inyección de ayudas públicas, lo es más por las ayudas multimillonarias que se han invertido directamente desde el consistorio de Barcelona”, dijo. En declaraciones a El Confidencial, subrayó que el alcalde barcelonés, Xavier Trias, aceptó meter 35 millones de euros en Spanair hace dos meses. “No votamos en contra para que no nos pudiesen acusar de romper una operación que quería hacerse ver que era a favor de Cataluña”, subraya. Por eso, el PP se abstuvo del pleno del Ayuntamiento.
Otras fuentes del PP señalan que “la de Spanair era una operación política mal montada. La inició el Tripartito, pero también la arropó CiU”. Y señalan que “en estos momentos, la prioridad es reubicar a la gente que ya tiene comprados billetes y minimizar los problemas laborales que pueden derivarse de esta situación. Luego, ya veremos”.
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TRANSPORTE AÉREO
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