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miércoles, 9 de noviembre de 2011
No se puede pedir peras al drago y menos a los que gobiernan desde la prepotencia y la falta de vergüenza.
"El catt con la FUERZA DE LA RAZÓN"
Paulino regalando piroclastos a su príncipe (Foto C7)
Mientras debatían los Rubalcaba-Rajoy, tanto recorta, recorta tanto, mirándose en el espejo del neoliberalismo, mucha gente de Canarias vive bajo el umbral de la pobreza. El reparto de comida en los comedores de Cáritas se incrementa casi sin dar abasto ante las interminables colas de personas sin recursos. A unos cuantos kilómetros en Londres el presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, le regala al principito borbónico dos piroclastos del emergente volcán de la isla de El Hierro, un gesto vergonzoso para toda la población herreña, que vive el inmenso drama de la incertidumbre y de una gestión política del fenómeno natural que roza el esperpento.
Este insular padre de la patria se fue a la World Travel Marked con su tropa de asesores, secretarias y empresarios con todo pagado a costa del erario público. La actitud de este representante público enrojece la cara de todo un pueblo que sufre tasas de desempleo que superan el 33,50%, altísimas cifras de fracaso escolar y enormes recortes en sanidad, educación y servicios sociales.
La palabra miseria no existe en el vocabulario de aquellos que viven del cuento de lo público, los que tienen tan buenas relaciones con los poderosos del cemento y se olvidan de la pobreza de su pueblo. Paulino sigue en su particular viaje a ninguna parte por su utópico país de las maravillas, más preocupado en agradar a su príncipe, que en solucionar los gravísimos problemas sociales de la población de estas islas atlánticas.
Esta nueva paletada me trae el recuerdo del flete millonario de aquel famoso tren turístico del antiguo y ex franquista reciclado presidente de Canarias, Lorenzo Olarte, que recorrió parte de Europa “a todo tren” sin límites presupuestarios y repleto de estómagos agradecidos, para difundir el turismo de sol y playa que tanto daño hizo y está haciendo a un medio natural isleño destruido por la especulación urbanística.
Lo más grave es que la gente humilde es la que más sufre las consecuencias de políticas insensibles, inhumanas y totalmente alejadas de lo que deberían ser las instituciones públicas, organismos para atender y resolver los problemas de la ciudadanía.
No se puede pedir peras al drago y menos a los que gobiernan desde la prepotencia y la falta de vergüenza. La que nos sobra a todos los canarios y canarias que contemplamos el absurdo espectáculo de parte de una clase política que babosea ante la trasnochada realeza, que se olvida de las verdaderas lacras sociales que sufre la mayoría de su pueblo.
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