¿SABE USTED CUÁNTO HA PERDIDO DESDE QUE ENTRAMOS EN EL EURO?
Desde que España ingresó en el euro, hace diez años, el Indice de Precios de Consumo (IPC) ha crecido en aproximadamente un 30%. Sin embargo, la media salarial sólo ha experimentado un incremento de un 15%. Pero ni siquiera eso es lo peor. Con la última subida del IVA anunciada por el gobierno ultraconservador de Mariano Rajoy, que empezará a aplicarse a partir del mes de septiembre, los precios se alejarán de manera dramática de unos salarios que no solo no crecen, sino que con el pretexto de la crisis la patronal ha hecho que no pocos trabajadores vean cómo estos descendían en picado .
El Instituto Nacional de Estadística reveló recientemente que entre el año 2002, fecha en la que comenzó a utilizarse el euro, y el pasado 2010, los salarios aumentaron en un 15%. En ese mismo período, según este Instituto, el Indice de Precios ha tenido un crecimiento vertiginoso hasta alcanzar el 30%. Éso significa que a lo largo de los últimos 10 años los asalariados del Estado español han perdido nada menos que un 15% de su capacidad de consumo.
De acuerdo con lo que revela el Instituto Nacional de Estadística, un ciudadano del Estado español para pagar el alquiler de un piso de 100 m² debe trabajar 54 horas. Para pagar un billete de metro en Madrid un ciudadano de la capital del estado tendría que invertir seis minutos de su jornada laboral. Una bombona de gas butano le supone al mismo ciudadano aproximadamente una hora y 10 minutos de trabajo. Un español para comprar unos zapatos necesita invertir casi tres horas de su jornada laboral. Un alemán, en cambio, sólo requiere una hora 45 minutos.
Sin embargo, haría mal el lector en darle una tregua al pesimismo. Estas proporciones que acabamos de indicar corresponderían a un salario medio establecido, según el INE, en €22,790 anuales. Pero la realidad laboral de nuestros conciudadanos es más dura que eso. El salario más común en España es - cuando se tiene - no sobrepasa los €16,489 anuales. Con lo que la situación económica del trabajador medio es aún mucho peor que la que reflejan los fríos datos que nos aporta el Instituto Nacional de Estadística.
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