ANTONIO JOSÉ FERNÁNDEZ
Si usted es de los que confunden el término Ibex con una marca de baterías de cocina sea bienvenido a mi grupo de Facebook. Supongo que no tiene dinero invertido en bolsa, que no ha comprado letras del tesoro y que a finales de mes el saldo de su cuenta no alcanza los cuatro dígitos si mueve los ojos de la coma hacia la izquierda.
De confirmarse todas estas presunciones, es evidente que usted, como muchos de nosotros, no tiene ni pajolera idea de lo que está pasando en la Bolsa. Digo en la Bolsa con mayúscula porque sobre la otra bolsa, la de la cesta de la compra, sí que podrían darnos un máster en supervivencia a unos cuantos.
También es de imaginar que no se habrá familiarizado con las políticas que lleva a cabo el Banco Central Europeo -un saludo, Jean-Claude- para intentar paliar la crisis. Ni tan siquiera logra descifrar qué está pasando en Estados Unidos. No. Usted lo único que desgraciadamente tiene asumido es que cada seis meses -o cada doce- el recibo de la hipoteca le pega un brinco que le provoca taquicardias durante unas cuantas horas.
Usted y los españolitos de a pie nos levantamos cada mañana preguntándonos cómo es posible que el café ya no valga aquellos míticos 80 céntimos y por qué la lechuga, los huevos, la leche -¡ay, la leche!- los mazapanes y el pan han subido a un ritmo inversamente proporcional al de nuestros salarios. Ésa es la bolsa que verdaderamente importa a todos a pesar de que el barril de petróleo y la maldita macroeconomía -esa que se maneja con el índice Nikei o con el Dow Jones- sean los que, a la larga, dictaminen las pautas del mercado y provoquen que las tarjetas se desintegren en manos de las cajeras.
De qué nos valen esas sesudas explicaciones sobre depósitos y fondos de garantías, esas frases tan acojonantes del estilo "cuando Estados Unidos estornuda, Europa se resfría" si al final nadie nos da una explicación mínimamente entendible, legible, comprensible, admisible y razonable de lo que está ocurriendo.
El otro día se entretenía Gemma Nierga y sus chicos en la Ser con una encuesta la mar de simpática. "¿Creen que, con la crisis, habría que invitar al compañero de oficina con la comida que llevamos a mediodía en el Tupper para almorzar? ¿Cuántos filetes empanados hay que llevar encima?
"Me quedé con magua de escuchar las respuestas. Tuve que apagar la radio para ahorrar pilas. La bolsa o las pilas...
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