¿RUIDO DE SABLES EN LOS CUARTELES O BULLA MEDIÁTICA TELEDIRIGIDA?
Según el periódico "El País", el título del debate -"Fuerzas Armadas y ordenamiento constitucional"- no permitía prever el giro que acabó tomando el acto. No obstante, teniendo en cuenta el pensamiento ideológico de la mayoria de los asistentes, diríase que el tema se prestaba justamente a que las cosas se desarrollaran tal y como terminaron desarrollándose. La ponencia militar corrió a cargo del General Chicharro, un ex comandante general de la Infantería de Marina. El oficial inició su alegato pidiendo excusas al auditorio pues, según dijo, en "circunstancias normales" no habría aceptado la invitación para intervenir en el debate. Sin embargo, fue la “ofensiva separatista-secesionista” emprendida por los catalanes la que puso en marcha los motores patrióticos del general. El militar transmitió a su auditorio que en los ejércitos existe "un sentimiento generalizado de preocupación, temor, incertidumbre y confusión”. Y recordó a su reducido auditorio que la Constitución española pone en manos de"los ejércitos" la misión de defender la integridad territorial del Estado español .
Por si quedara alguna duda acerca de a lo que se estaba refiriendo, el general Chicharroprecisó aún más en qué consistía su pensamiento en relación a cuál debe ser el papel del Ejercito en la vida política . La aclaración del militar no hizo sino rememorar la doctrina intervencionista de los espadones españoles a lo largo de los últimos siglos. “La patria es anterior y más importante que la democracia -aseguró sin ambages el oficial con aspiraciones a centurión -. "El patriotismo es un sentimiento y la Constitución no es más que una ley”. Pero el general Chicharro quiso ir aún más lejos, por si en la sala se encontraba alguien al que le fallaran las entendederas, e hizo una prospectiva dirigida hacia un hipotético futuro, ya que - dijo - “una cosa es la normativa y otra la praxis”. Preguntó a sus oyentes, como si del oráculo de Delfos se tratara, acerca de qué pensaban que sucedería si el PP perdiera la mayoría absoluta en las próximas elecciones y los nacionalistas le exigieran, a cambio de su apoyo, la reforma del artículo 2 de la Constitución, que consagra la unidad indisoluble de la Nación española. “¿Qué hacen entonces las Fuerzas Armadas?”- se preguntó críptico el militar. Ante tamaña disyuntiva la respuesta debía estar clara. Y aunque no llegó a mentarla, la salida era evidente: ejecutar un Golpe de Estado que impidiera la fragmentación de la EspañaUna, Grande y Libre. Ni que decir tiene que el microscópico pero ilustrado auditorio prorrumpió en una larga y sonora salva de aplausos que cerró tan brillante como patriótico parlamento.
LAS PRIMERAS ADHESIONES
Después de que "El País" diera a conocer la arenga centuriona del general Chicharro,las adhesiones y solidaridades le han crecido como enanos. Sin ir más lejos, ayer mismo el presidente de la Asociación de Militares Españoles (AME), el coronel retirado Leopoldo Muñoz, afirmó que AME suscribe "de la A a la Z" las palabras del general Chicharro. El coronel-presidente se atrevió a sacar a José Calvo Sotelo de su tumba para robarle una famosa frase al político monárquico y ultraderechista y ponerla en su propia boca: "Antes una España roja que una España rota". El presidente de la AME afirmó que "España no desaparece porque tenga un régimen político u otro". Leopoldo Muñoz agregó que "para el Ejército lo importante es la unidad y la integridad, independientemente del régimen que exista, que es el que se da el pueblo". "A España se la defiende aunque sea comunista..."- terminó resumiendo castrensemente el coronel en lo que pretendía ser, faltaría más, tan solo una parábola.
"BOMBAS MEDIÁTICAS" CONTRA LA MOVILIZACIÓN SOCIAL
Hoy por hoy, resulta impensable en España un escenario en el que un grupo de aguerridos centuriones pretendiera dar "un golpe de Estado". Los factores que no permiten que a actualmente se reproduzcan esas circunstancias son múltiples. Pero el principal de ellos es que, pese a la profunda crisis que afecta a todas las instituciones del Estado español, éstas no tienen frente a sí ningun contrapoder organizado que amenace su existencia. La Historia, sin embargo, no es estática. En circunstancias dadas su pulso se acelera y la taquicardia se apodera de todo el cuerpo social. Es justo en ese instante cuando se produce una colosal y decisiva confrontación de las clases sociales en contienda, con resultados siempre dificilmente previsibles.
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