lunes, 9 de diciembre de 2013
Así es el testimonio de un exsindicalista de UGT que obtuvo un curso al que nunca fue, recibiendo el título de técnico en prevención de riesgos laborales de 300 horas.
"El catt con la FUERZA DE LA RAZÓN"
EL ECONOMISTA
A José Miguel Montoro no le importa reconocer que tiene un título de técnico en prevención de riesgos laborales de 300 horas, un curso al que nunca asistió durante los ocho años que trabajó en el sindicato UGT.
"Me dijeron firma, como si hubieses asistido", asegura este extrabajador del sindicato dirigido por Cándido Méndez, y a quien no le importa narrar que en UGT se pagaba en B, según publica este lunes el diario El Mundo.
"Yo me autoinculpo y digo cómo se hacían las cosas". Así habla Montoro Ruiz, Michel para sus amigos y familia, al referirse a su paso por el sindicato UGT, puesto del que fue destituido y motivo por el que decidió recurrir en los tribunales para denunciarlo. Pero no hubo éxito.
Míchel asegura que empezó a recibir llamadas de teléfono anónimas y tuvo que abandonar su hogar en Novela, Alicante. Desde entonces su vida no ha ido bien, apostilla. "Estoy en una lista negra y no puedo trabajar en ninguna empresa de la construcción, porque en el momento en el que aparece mi nombre salta una alarma y me dicen que no puedo seguir".
Exsecretario de Organización de MCA-UGT en la comarca de Vinalopó y la Montaña, en Alicante, amén de responsable de Acción Sindical y encargado de organizar cursos de formación para delegados sindicales, reconoce hoy un rosario de irregularidades.
"Los cursos conllevaban unos gastos y había veces que terminábamos a mediodía y no nos quedábamos a comer. Pero como había que justificar una serie de gastos, yo, cuando iba a un restaurante, pedía una nota por 30 o 40 euros. Esa nota se pasaba a Madrid", explica.
"El hecho es que hay ocasiones en los que no se hacían todos los cursos solicitados, y para no devolver el dinero conseguido se buscaban afiliados de otras comarcas para cumplimentar la información, ya que, si no justificabas la ayuda, el dinero hay que devolverlo", añade.
En el sindicato "había personas contratadas a media jornada que estaban trabajando todo el día. Una parte del salario se les pagaba en limpio, con la nómina, y la otra parte se les pagaba en negro, más unos complementos", aclara.
"El proceso de contratación dentro del sindicato -detalla- se basa en buscar personas "muy allegadas, un familiar o un amigo, alguien de confianza que después no pudiera irse de la lengua y contar las intimidades y lo que se hacía", denuncia Montoro.
Ahora Míchel ha optado por hablar y contar lo que sabe. Y sobre los ERE de Andalucía admite: "A mí no me suena de nuevas, porque eso ya se estaba haciendo. Lo que está saliendo a la luz en Andalucía es algo que se está haciendo en otros sitios, aunque no a un nivel tan elevado y con tantas personas implicadas. Hay gente que dentro de esa negociación se lleva siempre un dinero. Es una práctica habitual y cotidiana".
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