"El catt con la FUERZA DE LA RAZÓN"
EL ECONOMISTA
Queridos Reyes Magos. Os hacemos una petición poco usual. Se trataría de un perfume mágico que deberíais distribuir por todo el país y que tuviera unos efectos espectaculares. De pronto los corruptos sentirían un deseo irrefrenable de devolver todo lo que habían robado a la sociedad y dimitirían de sus cargos. Dada la espontaneidad de las confesiones no haría falta encontrar lagunas formales para evitar su ingreso en prisión y los jueces aligerarían la ingente cantidad de juicios pendientes.
Con la avalancha de nuevos ingresos en las cárceles deberíamos conceder amnistías a los que de verdad lo merecieran. Dado que en los centros penitenciarios coincidirían miembros de las patronales, de los sindicatos y ex gobernantes , se pondrían inmediatamente a utilizar el tiempo libre reflexionando sobre las mejoras que debieran haber introducido para mejorar la economía nacional .
La consecuencia de todo ello llevaría a que la economía sumergida disminuyera del 18% estimado hasta el 10%. El aumento de la recaudación sería de 60.000 millones anuales, para ser prudentes, y volveríamos a tener superávit en lugar de déficit fiscal. Ello permitiría bajar impuestos y favorecer la competitividad de las empresas, que todavía aumentarían más las exportaciones y el superávit comercial, siempre que el precio del petróleo se mantuviera bajo, aunque este punto ya no es vuestra responsabilidad, pacientes Reyes Magos.
La legalización de los trabajadores no declarados haría disminuir el paro en un millón de personas. Las cotizaciones adicionales que ingresaría la seguridad social harían que volviéramos al superávit y por lo tanto podríamos subir ligeramente las pensiones de los jubilados a pesar de aplicar estrictamente los factores de sostenibilidad.
Estas buenas noticias harían subir el consumo privado y con él las ventas de las empresas. Evidentemente la deuda pública empezaría a disminuir, con lo que la prima de riesgo se mantendría baja y el bono a diez años se emitía sin dificultad por debajo del 2%. Ello nos ahorraría gastos financieros que a su vez aumentarían el superávit fiscal. Se crearían organismos supervisores formados por expertos que verificarían todas las contrataciones públicas y que no detectarían ninguna anomalía. Las comisiones pagadas a corruptos habrían dejado de existir y todas las inversiones se harían a precios significativamente inferiores a los establecidos en el pasado. Ello permitía aumentar significativamente las necesarias infraestructuras.
Las multinacionales declararían en el impuesto de sociedades por los beneficios obtenidos en el país y prescindirían de sus estructuras en paraísos fiscales, antes de que las obligaran en la OCDE. Los bufetes de abogados especializados en el diseño de estas operaciones súbitamente se dedicarían a colaborar con la administración pública para perseguir los pocos infractores que quedasen. La necesaria redistribución de la riqueza se conseguiría con impuestos que las grandes fortunas abonarían sin rechistar sabiendo que con ello conseguirían ayudar a los más necesitados. Entre estos últimos se encontrarían las familias con personas mayores dependientes que se emocionaron con la publicación de la ley y luego despertaron del sueño topándose con la cruda realidad de la falta de recursos. En fin, queridos Reyes, espero no haberos pedido en demasía y por mi parte intentaré portarme bien si con esto puedo ayudar a cumplir este deseo.
He preferido acabar la carta aquí, ya me parecía que me estaba pasando en las peticiones y ya se sabe que al vicio de pedir la virtud de no dar. Personalmente me gustaría ser optimista, pero me cuesta. La sensación de connivencia entre el poder político y económico, que permite tanto enriquecimientos ilegales como el mantenimiento durante años de puestos públicos en manos de las mismas personas, es muy fuerte y no permite soñar con auténticos cambios en el sistema.
Aparecen entonces mensajes populistas que prometen solucionarlo todo pero sin especificar de dónde se sacaría el dinero para poder cumplir con todos los compromisos. La mejora de la economía es indispensable para disminuir la lacra del paro, pero los encargados de encontrar las soluciones y los acuerdos necesarios, Gobierno, patronal y sindicatos, están inmersos en tramas de corrupción que sacan los colores por vergüenza ajena a medio país. Ahora el Ejecutivo, en el tramo final de su mandato, nos plantea unas medidas contra la corrupción que han dormido en el sueño de los justos durante tres años sin que haya mostrado demasiado interés en presentarlas. Quizás el que les consideren parte de "la casta" y que los barran en las próximas elecciones los impulse a dar el paso.
El hastío de la población por los políticos actuales y las pocas garantías de las propuestas populistas me hace temer lo peor. El problema fundamental es que, dada la globalización de la economía, el Gobierno de un país tiene cada vez menos poder para tomar medidas. Y nuestra vieja Europa, con las dificultades para tomar acuerdos que demuestra, quizás deba resignarse en el futuro a ir perdiendo poder frente a otras zonas geográficas.
La pujanza de los países emergentes, China a la cabeza, junto con la independencia energética de Estados Unidos, y si Japón consigue salir de su particular atolladero, es posible que reduzcan a Europa a una posición geoestratégica marginal. Cambiar esta dinámica no me atrevo a pedirlo ni a los Reyes Magos.
Leer más: Queridos Reyes Magos... ¿qué pasaría si todos los corruptos fueran a la cárcel? - elEconomista.es http://www.eleconomista.es/interstitial/volver/216172702/firmas/noticias/6366197/01/15/QUERIDOS-REYES-MAGOS.html#Kku8m0Kpm44ssds8
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