Y digo esto, porque el Ayuntamiento es una de las instituciones que conforman la Autoridad Única del Transporte, organismo este, creado con la sana y solemnemente anunciada intención de coordinar todas las políticas de transporte a los tres niveles de responsabilidad política, regional, insular y municipal. De hecho, el concejal de Movilidad Ciudadana ostenta el cargo de Vicepresidente de esta institución, nada más y nada menos, por lo que el estado de estupor del gobierno municipal me parece inverosímil.
Se da también la circunstancia añadida que el mismo concejal es presidente del Consejo de Administración de Guaguas Municipales, lo que significa que debería estar en los lugares perfectos, con la sola condición de estar en los momentos adecuados, para conseguir, efectivamente, coordinar el servicio de transporte urbano con el interurbano, protegiendo los intereses de la entidad municipal, operadora y titular de la concesión del transporte urbano, conforme a la legalidad vigente o, lo que es lo mismo, para hacer su trabajo con la debida eficiencia.
En mi modesta opinión solo quedan dos lecturas plausibles, o bien el gobierno municipal se muestra estrechamente connivente y/o complaciente, o bien las otras dos instituciones que componen la AUT negocian, diseñan, acuerdan, deciden y ejecutan de forma ajena y excluyente a la opinión del Consistorio. Y ambas cosas pervertirían sin remedio la naturaleza misma de la institución y sus objetivos, categóricamente expuestos en el acta de constitución.
De cualquier manera resulta absolutamente inverosímil tamaña ignorancia por lo que la connivencia absoluta aunque arteramente oculta parece ser la explicación más factible aunque solo sea por aquello que, “la explicación más sencilla suele ser la correcta”.
Así pues, se podría entender que, después de fracasado el asalto inicial a la titularidad pública de Guaguas Municipales argumentada por la apuesta absoluta del gobierno municipal por la pretendida “eficacia” de la gestión privada sobre la pública, la siguiente acción coherente con esta nueva ideología del PSOE sería la efectiva desarticulación de la capacidad operativa y funcional de la empresa municipal y nada mejor para esto que utilizar la institución que ostenta la autoridad absoluta en la materia, que comparte el planteamiento y están dispuestos a mostrarse complacientes con quienes pretenden controlar el transporte en Gran Canaria, sabedores de la proyección de futuro del sector.
El continuo y sistemático escamoteo de subvenciones mediante la aplicación de criterios más que discutibles en el reparto de las mismas, los acuerdos de dudosa legalidad, inconsistente argumentación “técnica” y misteriosa autoría entre los operadores urbano e interurbano que favorecen la invasión de la concesión de Guaguas Municipales por parte de GLOBAL y otras serie de actuaciones ponen en tela de juicio la validez de la AUT como organismo capaz de cumplir los objetivos propuestos de forma, ya no legal, sino justa y equitativa.
No hay sino que pararse a observar y veremos a la AUT emprendiendo acciones de hondo calado sin la herramienta clave del transporte; la famosa encuesta origen-destino que lleva años en la boca de todos los responsables del transporte de la isla y en ningún sitio más. Pero eso no es obstáculo para tan eficiente institución como no lo son las concesiones que delimitan los ámbitos de actuación de los operadores, ni las disposiciones de las Leyes de Régimen Local, directivas europeas y otras molestas limitaciones.
Ahora parece que el Sr. Sánchez Bolaños, sabedor de que el carísimo tren del Sr. Román Rodríguez se plantará sin remedio en su mejor finca, explora nuevos caminos, eso sí, con el beneplácito del Sr. Román Rodríguez quién sabe sí como compensación, mientras que las nuevas líneas directas de Guaguas Municipales desde el puerto y el teatro hasta el hospital Dr. Negrín, que están diseñadas desde hace más de un año, fueron específicamente paralizadas por el gobierno municipal, algo también sospechosamente conveniente para el Sr. Sánchez Bolaños, al tiempo que redundantemente funesto para Guaguas Municipales, a la que se impide, deliberadamente, adaptarse a las necesidades de sus usuarios.
Y cuidado que no pretendo estar en contra de una efectiva coordinación del transporte y, ni mucho menos, despreciar las ventajas que, la acción, pudieran suponer para los usuarios del norte y centro de las isla. Es la naturaleza de la acción la que es perversa, pues supone la vulneración de las más elementales normas de la praxis política e invierte el natural y obligado orden de las cosas.
La coordinación del transporte urbano e interurbano pasa por la integración de los sistemas de control y billetaje, la debida y obligada compensación económica a los operadores que ejecuten el transporte en la concesión de otro, el desarrollo de las infraestructuras de transporte colectivo y el uso de todas las vías existentes sin limitaciones a todos los operadores para la creación de líneas rápidas y eficientes que cubran las necesidades de transporte de los grancanarios.
Todo lo demás huele a mercantilismo, “negocietes” y a todas esas funestas prácticas que hacen percibir a los ciudadanos la política como la cueva de Alí Babá y su más de cuarenta ladrones, y que me perdonen los ladrones. De acciones similares están los juzgados llenos y quizás sea hora de poner orden en el jolgorio descontrolado que se traen desde la Única Autoridad del Transporte.
Wolfang Alcántara Romero. Guagüero.
Miembro del Consejo de Administración de Guaguas Municipales S.A.
Conductor Perceptor 103
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