martes, 2 de diciembre de 2014
¿Cómo se puede mantener una verdadera amistad con una persona que tiene el poder de despedirte?
"El catt con la FUERZA DE LA RAZÓN"
EL ECONOMISTA
Es recomendable dejar claros los límites y roles, para evitar malentendidos.
Martin y Jason eran amigos. Amigos de verdad, de los que se van de vacaciones juntos con sus respectivas familias. Pero un día la amistad se rompió, por causas desconocidas. Esta sería una historia más, salvo porque Martin era el jefe de Jason. Una situación que provocó incomodidades en la empresa.
Pese a romper la relación, trataron de mantener la normalidad forzada en la empresa. Al final Martin acabó dejando la compañía, dentro de una reestructuración más grande, y Jason mostró su alivio, según revela el Harvard Business Review, que utiliza nombres falsos para ilustrar la historia.
La conclusión de Karen Dillon, editora de la publicación, es que la amistad entre un jefe y un empleado es complicada. Porque, ¿cómo se puede mantener una verdadera amistad con una persona que tiene el poder de despedirte o de negarte un aumento de sueldo?
No todo es negativo. La amistad con el jefe puede permitir que aumente la confianza y que así le revele información que a otros no le daría. O facilitar un horario más flexible o determinadas fechas de vacaciones. "Estar conectado con un superior en una organización, que puede promoverle, difundir su reputación o proporcionarle información útil", asegura Monique Valcour, profesora de EDHEC Business School de Francia.
En definitiva, ¿cuándo puede ser una buena idea ser amigo del jefe? Los expertos, según recoge la publicación universitaria, aseguran que depende de cinco factores.
1. ¿Eran amigos previamente?
Es más fácil tener a un amigo de jefe que convertirse en amigo del jefe, asegura Ben Dattner, psicólogo organizacional. Aún así, aunque la amistad sea anterior, hay que dejar claro el rol de cada uno, para evitar malentendidos.
2. ¿Es una amistad sincera o interesada?
"Si la afinidad es natural y quieren tener un vínculo social, que vale la pena cultivar, es como con cualquier otro compañero de trabajo", explica Dattner. En cambio, si esa amistad es forzada, lo más probable es que sea débil, y que pueda terminar en desastre, sobre todo si el jefe se da cuenta de que está siendo utilizado para medrar.
3. Establecer límites
Si la relación ha pasado de ser amigos a jefe-empleado, lo mejor es tener una conversación clara para marcar los límites. Llegado el momento puede ser necesario usar fórmulas como "estoy hablándote como amigo", aunque pueda sonar artificial. Otro problema llega a la hora de tratar ciertos temas, pues contarle a un amigo problemas personales es fácil, pero siendo el jefe puede ser peligroso, sobre todo si se tratan de situaciones que generen alteración que pueda afectar al puesto de trabajo.
4. ¿Los compañeros aprecian favoritismo?
Los compañeros de trabajo pueden mostrar desconfianza si aprecian un tratamiento especial del jefe. "Si todos los viajes fáciles le tocan, puede crear malestar", explica Dattner. Hay que trabajar duro, para evitar que se perciban favoritismos. En algunos casos hasta se produce el efecto contrario, teniendo que trabajar de manera ejemplar para evitar que nadie piense que se le ha contratado por amistad. En el caso de los jefes a veces también pasa, evitando siempre dar a su amigo las tareas más sencillas, para evitar dichos favoritismos. En ese caso, Dattner recomienda enfrentarse al jefe si es necesario.
5. La edad
La generación a la que se pertenece es importante. Para alguien perteneciente a la Generación Y hablar de una amistad con su jefe es raro. En cambio, para las generaciones más jóvenes, que tienden a relacionarse con los padres como amigos, la distancia existente es menor, según explica Tommy Erickson, experto en generaciones. En este aspecto es importante la influencia de las nuevas tecnologías, que ha modificado el papel de las figuras de autoridad. "Ahora la persona mayor es más un guía o mentor que una fuente de respuestas autoritarias", sentencia el experto.
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