LA RENUNCIA DE SORIA: UNA DESGRACIA PARA EL BANCO MUNDIAL Y PARA CANARIAS
A todo ello, vino A agregarse el escándalo que la designación suscitó en los medios internacionales. La prensa y la TV de todo el mundo, conocedora de que cuando uno de estos grandes pejes huele a podrido lo más prudente es marcar distancias, cayó a degüello sobre él. ¿Cómo era posible que todo un Gobierno en funciones se atreviera a proponer a un exministro sorprendido, de manera flagrante, con los bolsillos repletos de "papeles panameños", para una Dirección Ejecutiva en el Banco Mundial? ¿Cómo era posible que osaran avalar la candidatura de un probado embustero compulsivo para la administración de una institución económica que carece, precisamente, de la más mínima credibilidad ante todos los pueblos del mundo? Eso era como si a EE.UU. se le hubiera ocurrido, después del affaire del Watergate, proponer a Richard Nixon para la Secretaría General de las Naciones Unidas.
La verdad es que la avalancha fue, más que arrolladora, brutalmente sísmica. Por otra parte, estaba claro que si su candidatura no era anulada en España, lo sería posteriormente, el próximo noviembre, en el sanedrín del Banco Mundial. Ni siquiera una institución como esta, fuertemente enmierdada en su gestión internacional, podía permitirse el lujo de aceptar directivos con trayectorias biográficas tan embarradas como la de Soria.
Por fin, José Manuel Soria, el prepotente, el arrogante, el pagado de sí mismo, el que cada mañana cuando se levanta se pone al mundo por montera, se vio obligado a doblar humildemente la cerviz. Y, nuevamente, su figura se vino al suelo hecha añicos.
Teniendo en cuenta cuál es la desnaturalizada esencia de esa institución financiera internacional, hay que reconocer que el Banco Mundial acaba de perder, sin duda, una valiosísima aportación. El Banco, que tiene como generosa función financiar a los más ricos, ya no podrá contar con el asesoramiento de un cualificado técnico, especialiizado en cómo moverse en los paraísos fiscales y en crear empresas fantasmas destinadas a la evasión del pago de "onerosos"impuestos. Tampoco podrá contar con una portavocía ante los medios capaz de liar con embrolladas explicaciones a los más conspicuos representantes de la prensa y la TV.
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