Es lógico que un colectivo con esos privilegios se defienda como gato panza arriba cuando alguien trata de arrebatárselos, aún cuando todo el país está viendo cómo hay instituciones que tienen problemas hasta para pagar las nóminas.
Pero unan a ese afán individualista y muy saludablemente egoísta, la aparición en escena de un sindicalista sin escrúpulos, sin los necesarios valores morales y la vocación sindical adecuada para saber congeniar los intereses de los trabajadores con las posibilidades de la Administración y la realidad y exigencias de la sociedad a la que todos ellos sirven.
Ese pirómano metido ahora a bombero se llama Pedro Moreno, del que todo el mundo en Comisiones Obreras recuerda nítidamente aquella frase suya pronunciada hace una veintena de años en plan Scarlette O'Hara: "Soy un profesional del sindicalismo y no quiero volver a repartir cartas". Efectivamente, la profesión original de Moreno es la de cartero, de ahí que muy inteligentemente se le eligiera para dirigir la federación de Comunicación y Transportes de CCOO, y no se lo tomen a guasa: con la carta se comunica uno y el cartero la transporta. A ver si no de dónde le viene al hombre la afición.
Por esas cosas que pasan en los sindicatos españoles que nadie está en condiciones de explicar razonadamente, Pedro Moreno ha pasado recientemente a dirigir también la federación de Administraciones Públicas al fusionarse con la suya de cartas, perdón, de Comunicación y Transportes.
Ello le ha permitido, por ejemplo, dirigir la huelga de los trabajadores de Videoreport con los resultados que empiezan a conocerse ahora de manera dramática. Y también meter las narices en la huelga de bomberos y aparentar que la lidera CCOO, cuando el sindicato mayoritario en el colectivo es el CSIF.
Pero Moreno es así, todo le vale con tal de llevar las cosas a los extremos más innegociables e irreversibles, incluso al sabotaje de la propiedad ajena.
Todavía lo recuerdan en Tenerife por sus violentas actuaciones en el conflicto de Aeromédica, con quema de ambulancias y sabotajes de todo tipo. Todavía andan abiertas en los juzgados de Santa Cruz diligencias penales por esos sucesos liderados por nuestro personaje de jornada.
Estos antecedentes han llevado a los directivos del consorcio a esperarse lo peor en esta huelga, y no sólo saboteando todos los actos públicos de José Miguel Pérez, sino atentando contra el material e instalaciones del servicio. Tiempo al tiempo.
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