CANARIAS AHORA
Quien tiene mala noche no puede tener buen día. No está científicamente demostrado, es verdad, pero sí que es premisa comúnmente aceptada por la tropa que no se puede acostar uno con el culo destapado porque puede amanecer raro, como atravesado, con un cable cruzado, para entendernos. Así, con esos antecedentes, es arriesgado llegar a un Parlamento, siendo el Defensor del Pueblo de la nacionalidad en cuestión, y despacharse en plan lideresa diciendo a sus señorías que el problema de la productividad y profesionalidad de los funcionarios se arregla vistiéndolos de uniforme para que el mundo entero vea en qué momento se toman un café, van al banco a hacer una transferencia o se escapan a la farmacia a comprar condones. Si no fuera por que el que lo dice es institución, dependiente por más señas del Parlamento de Canarias, podríamos afirmar que se trata de una de esas propuestas de taxi o de peluquería que automáticamente pasan a engrosar el amplio paquete de entrañables disparates nacionales. El Diputado del Común, Manuel Alcaide, debería forzar su relevo marchándose sigilosamente a su casa, reconociendo que no todos los seres humanos han nacido para la observancia más razonable de lo público. Porque no queremos pensar que su próxima propuesta sea un detector de mentiras acoplado a cada uno de los políticos en activo de la Comunidad Autónoma. O una pulsera de presidiario en tercer grado para algunos que ustedes y nosotros imaginamos.
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